Los bosques sombrios, los sombrios valles,
los montes, las peñas, mis lamentaciones
escuchen, y quebrense los corazones
oyendo; y oyanme los animales;
los hombres no me oyan y sean mis males
tan solamente al hombre encubiertos,
que a ellos huyendo busqué los desiertos,
los bosques sombríos, los sombríos valles.
Ay generación perversa y malvada!
no te maravilles si mi mal descubro
a las alimañas y de ti me encubro,
ca su crueldad ante ti no es nada.
Pasaron los hombres, la fe ya es pasada,
amor ya no reina, reunam niñerias.
Si oyeses mis daños, como te ririas,
Ay generación perversa y malvada!
[…]
Sá de Miranda, “Poesia e Teatro”,
selecção, introd. e notas por
Silvério Augusto Benedito,
Ulisseia, Lisboa, 1989, p. 76
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